Preservación y conservación del medio ambiente
Robert Bosch era un verdadero amante de la naturaleza. Desde pequeño fue un apasionado de la flora y la fauna, por lo que trabajó para protegerlas. A lo largo de su vida, la naturaleza se convirtió en un lugar de refugio y recuperación. Además, como empresario, la conservación de los recursos jugó un papel importante y tanto ética como moralmente. Este enfoque responsable se ha ampliado continuamente en la empresa hasta el día de hoy.
Robert Bosch y la conservación de la naturaleza
Durante la época de Robert Bosch, la protección del medio ambiente tal como la conocemos hoy no era un tema en el que nadie estuviera pensando activamente, aunque las primeras consecuencias ambientales de la revolución industrial ya eran bastante visibles. El concepto de preservación del medio ambiente surgió por primera vez en Alemania alrededor de 1820, con el objetivo inicial de preservar los paisajes. En 1872, la región de Yellowstone de EE.UU. fue declarada el primer parque nacional del mundo, mientras que Alemania tardó hasta 1920 en crear su primera reserva natural en Lüneburger Heide. Ya a fines del siglo XIX, la gente comenzó a asumir la responsabilidad de abogar por la protección de fauna y flora. Entre ellos la actual Naturschutzbund (UCNB - Unión para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad), de la que Robert Bosch pronto se convirtió en miembro. Conoció personalmente a la fundadora y a su marido, además de defender sus ideas de conservación del medio ambiente.
Una granja de Bosch
La conservación del medio ambiente no era la principal preocupación de Robert Bosch en el Boschhof, pero sí la sostenibilidad económica. En 1912 compró unos terrenos en la Alta Baviera con el objetivo de aprovechar sus tierras. Boschhof se creó a partir de la unión de siete granjas anteriormente independientes. Este giro de los acontecimientos lo llevó de regreso a sus raíces e intereses de la infancia: “La agricultura en sí misma es una de las líneas de negocios más interesantes que existen. Es más variado que prácticamente cualquier otro campo, ya que tiene que ver con zoología, botánica, geología, química y meteorología en el sentido más amplio”.
Su objetivo era aplicar los principios de sus actividades industriales a la agricultura, no en el sentido de la producción agrícola en masa, sino en el uso de las técnicas más modernas para producir productos de alta calidad. Este proyecto comenzó con la ayuda de máquinas especializadas, además de la introducción de un proceso de fabricación de ensilaje recientemente desarrollado. El hecho que la conservación del medio ambiente no se haya descuidado en este esfuerzo se ilustra con la implementación de un método natural de control de plagas para Boschhof. Al crear un verdadero paraíso natural para las aves de granja, no se necesitaron pesticidas para insectos.
Retorno a la naturaleza
Lana y homeopatía
La combinación de agricultura moderna y natural fue un tema central para el movimiento Lebensreform (reforma de vida), que se fundó en el siglo XIX con el objetivo de regresar a la naturaleza. De joven, Robert Bosch se familiarizó con este movimiento a través de Gustav Jäger, quien creó prendas hechas de pura lana, diseñadas para regular mejor la humedad corporal y así estar más saludable. A partir de ese momento, Robert Bosch vistió casi exclusivamente prendas de lana.
La homeopatía era otra área de interés para Robert Bosch, quien siempre buscaba primero tratamientos homeopáticos para cualquier dolencia. Su convicción de que la homeopatía tenía un gran potencial medicinal lo llevó a fundar el Hospital Robert Bosch, que funcionaba sobre la base de una actividad económica sostenible además de los principios homeopáticos.
Conservación de recursos
Las prácticas comerciales sostenibles también se reflejaron en el espíritu empresarial de Robert Bosch, siendo la conservación de los recursos uno de sus principios rectores desde el principio. Repetidamente, el recordatorio se convertiría en "¡Apaga las luces cuando no las necesites!" Además de las consideraciones económicas, también le preocupaban las razones éticas. Debía evitarse una cultura del derroche, ya sea en términos de mano de obra o de recursos naturales. Las Regulaciones del lugar de trabajo de 1920 incluso tenían la directiva: “Los desechos deben clasificarse por tipo y colocarse en contenedores especialmente designados. [...] Los mayores ahorros deben ejercerse en el consumo de luz, energía, gas, agua, aire comprimido y demás materiales de trabajo.” Habiendo aumentado la eficiencia económica de la empresa, los muchos pequeños logros de los primeros años pronto se convirtieron en iniciativas claramente definidas a medida que se desarrollaba el negocio. Bosch introdujo ya en 1935 sistemas sofisticados para recolectar, usar y eliminar desechos. La calefacción es otro buen ejemplo de los considerables esfuerzos realizados en ese momento: en la década de 1930, el sitio de Feuerbach estableció estándares para el ahorro de energía en su nueva planta de cogeneración.
Robert Bosch murió en 1942. Aunque no vivió para ver la transición de la conservación de la naturaleza a la protección del medio ambiente en la década de 1970, sus iniciativas quedaron arraigadas y forman parte del ADN de la empresa.